Recuerdo como si fuera ayer el periodo en que empecé a visualizar la posibilidad de desarrollarme profesionalmente poniendo al servicios lo que sé hacer y me sale naturalmente (y disfrutándolo).
No sé si siempre ocurre así, pero esa visión en mí empezaba a presentarse en un periodo de bastante padecimiento. El entorno donde me encontraba, trabajando en un banco, donde todo era muy interesante y nuevo – siendo uno de mis primeros trabajos ´en serio´-; con muchas posibilidades, buena gente, buenas condiciones laborales, todo lo que quieras, pero yo no me sentía a fin. Por supuesto que me adapté, encontrando los caminos para aprovechar la experiencia. Pero feliz y en casa no me sentía.
Esto hace ya más de 20 años. Me costó soltar esa situación no elegida desde las ganas (pero cómodo desde lo económico y el reconocimiento). Tuve que enfermarme, caer profundo, para animarme a volver a construir desde mi propia esencia.
Y eso hice. Hoy miro para atrás y me felicito. La visión en una primera instancia no fue tan claramente lo que está ocurriendo hoy, pero hoy si me doy cuenta que esa visión empezó a surgir desde mi intuición.
Intuí por donde seguir, y con altos y bajos, caídas y logros, fui construyendo e incursionando mi camino hacía donde me encuentro hoy. Dando talleres de aprendizaje, liderazgo y transformación, en diferentes ámbitos de trabajo, y en ámbitos del desarrollo personal. Desde la palabra, y desde la emoción, brindando lo mejor de mí para que el otro pueda tomar lo que necesite en el momento de cruzar nuestros caminos.
Esto me conecta con que la intuición es sabia. Creo que mi mayor desafio fue lograr conectar con mi intuición y tomar coraje para incursionar mi propio camino.
Gracias
